Honestidad
Ser honesto es ser real, auténtico, genuino, ser deshonesto es ser falso, ficticio.
La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, la deshonestidad no respeta a la persona en si misma ni a los demás. La honestidad colorea la vida con una visión diferente, con confianza, sinceridad, y además se expresa la disposición de vivir, la deshonestidad busca la sombra, el encubrimiento, el ocultamiento. Es una disposición a vivir en la oscuridad.
La honestidad es de suma importancia para toda actividad social, toda empresa humana que requiera una acción concertada. La honestidad no consiste sólo en la franqueza, la capacidad de decir la verdad, sino en la honestidad del trabajo honesto por una paga honesta.
¿Cómo se cultiva la honestidad? Como la mayoría de las virtudes, conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: tomarla en serio.
Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida. Pero se debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”.
No hay medias tintas con la honestidad. Sencillamente es ser… HONESTO o dejar de serlo.
La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, la deshonestidad no respeta a la persona en si misma ni a los demás. La honestidad colorea la vida con una visión diferente, con confianza, sinceridad, y además se expresa la disposición de vivir, la deshonestidad busca la sombra, el encubrimiento, el ocultamiento. Es una disposición a vivir en la oscuridad.
La honestidad es de suma importancia para toda actividad social, toda empresa humana que requiera una acción concertada. La honestidad no consiste sólo en la franqueza, la capacidad de decir la verdad, sino en la honestidad del trabajo honesto por una paga honesta.
¿Cómo se cultiva la honestidad? Como la mayoría de las virtudes, conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: tomarla en serio.
Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida. Pero se debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”.
No hay medias tintas con la honestidad. Sencillamente es ser… HONESTO o dejar de serlo.
Tatiana Mora
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