POR CLAIRE COZENS AFP
En su Corea natal, Jeannie Cho Lee tuvo escasas probabilidades de desarrollar un gusto por el buen vino, pero se ha pasado seis años recuperando el tiempo perdido, en pos de su objetivo de llegar a ser la primera Master of Wine del continente asiático. Lee, que vive en Hong Kong, ha aprobado este mes las dos primeras partes de los exámenes de Master of Wine, famosos por su dificultad, y está en camino de alzarse con un título que sólo se ha concedido a 265 personas de todo el mundo. Si supera el último obstáculo (una disertación basada en investigaciones originales), se convertirá en la primera persona de Asia cualificada para ostentar dicho honor, lo que por otra parte es señal de la sofisticación cada vez mayor de los consumidores de vino de la zona.
"Para un asiático es difícil", dice Jeanne, de 39 años y madre de cuatro hijos. "No vivimos en una región vinícola. No hay bodegas que visitar ni productores a los que puedas acercarte mientras elaboran el vino para preguntarles, por ejemplo, para qué sirve esa bolsa de azúcar. Cuando vienen por aquí lo hacen por razones de marketing, y no siempre te cuentan de qué va realmente el tema".
Se ha comparado el título de Master of Wine con un doctorado, y Nicholas Pegna, director ejecutivo para Hong Kong de la empresa de comercio de vino Berry Bros. and Rudd, asegura que obtenerlo es una tarea extremadamente difícil, sobre todo para quienes no trabajan en el sector. "A la gente le puedes enseñar la teoría, pero no puedes enseñarle a catar el vino. O tienes esa capacidad o no la tienes".
"Es mucho mas fácil si trabajas en el sector", añade. "Para gente ajena al negocio es mucho más difícil mantenerse al día en cuanto a las innovaciones. Por eso es tan admirable que Jeanne lo haya aprendido todo ella sola".
Lee está entre los muchos asiáticos que han descubierto su pasión por el vino en los últimos años, y se espera que la tendencia continúe en esa dirección; un estudio reciente prevé que el consumo en la zona aumente un 46% en la década actual. Y, según una investigación de Vinexpo, la convención internacional de vino y bebidas espirituosas, China será uno de los diez países con mayor consumo de vino. En 2004, los asiáticos se bebieron 6,7 millones de hectolitros de vino, por valor de 4.800 millones de dólares, una cantidad que no desmerece el crecimiento mundial del 10% que registró ese año.
Berry Bros. and Rudd, uno de los mayores comerciantes de todo el mundo, no revela cifras de ventas, pero Pegna declaró a AFP que las de vinos de calidad en Hong Kong y Asia, sin incluir a Japón, crecieron un 81% en 2005-2006, y otro 50% en 2006-2007. "El año que viene espero que las ventas se incrementen un 45%", vaticinó.
Lee recuerda que, cuando era niña, su padre solía comprar una extraña botella de vino de infame calidad, pero sólo cuando fue a la Universidad de Oxford y le sirvieron burdeos en las cenas de universidad comenzó a apreciarlo. "Mi primera reacción fue negarme a sentirme intimidada, así que quise aprender tanto como fuera posible. Luego pensé que era un hobby divertido y seguí aprendiendo", relata.
Algunos años y muchos cursos de vino después, Lee conoció a la escritora especializada en vinos Jancis Robinson, que la animó a realizar los exámenes del Instituto de los Masters of Wine, con sede en Londres. "Seguimos en contacto, y ella me decía: 'Jamás había conocido a una persona asiática con tanta pasión por el vino. Tienes que hacerlo'".
Robinson, que fue la primera persona ajena al sector que llegó a convertirse en Master of Wine, patrocinó a Lee y, en 2001, ésta fue aceptada en el programa. Pero, justo cuando se estaba preparando para hacer los exámenes preliminares, Lee, que ya tenía dos niños, descubrió que estaba embarazada… y esta vez de gemelos. "Tenía unos mareos matinales terribles, así que tuve que marcharme del examen, y además todos los vinos me sabían totalmente desequilibrados. Me constaba que había gente que no superaba esa primera fase, ¡y sentí que esta vez iba a ser yo quien no lo hiciera!".
Sin embargo, Lee permaneció en el programa de Master of Wine y dos años después decidió intentarlo con los exámenes finales, que se celebran cada año en el Reino Unido, Estados Unidos y Australia y registran una tasa de aprobados inferior al 10%. Los candidatos deben aprobar las cuatro partes teóricas y una serie de catas, y sólo pueden presentarse a los exámenes un máximo de tres veces.
La experiencia le hizo darse cuenta de lo riguroso que era el examen… y de lo poco preparada que estaba. Hizo el examen de nuevo en 2005 hasta aprobarlo finalmente este año. "Me di cuenta de que no es simplemente una materia que te puedas empollar. Hay una cantidad inabarcable de información que tienes que conocer, pero eso es sólo el principio. Lo importante es ser capaz de analizar la información y formular opiniones".
Lee, que ha trabajado de asesora de gestión empresarial y de periodista, tiene pensado escribir su disertación sobre el marketing de los vinos extranjeros en China. Mientras tanto, combina la crianza de sus cuatro niños con las clases de vino que imparte en Hong Kong, donde tiene muchas ganas de estimular una nueva generación de consumidores de vino asiáticos que un día podrían llegar a convertirse en Masters of Wine.
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